Se pueden decir mil cosas de Madrid, tanto buenas como malas, como de cualquier otra gran ciudad que se precie. Sin embargo, lo que nunca jamás dirá nadie de la capital de España es que es un sitio aburrido y falto de alternativas. Porque en todo el territorio de la ciudad, sin tener que salir de la M30, encontramos cientos, miles de locales diferentes y especiales, para todos los gustos. Da igual si eres más de tomar unas cañas con unas tapas antes de ir al partido de fútbol, o si prefieres almorzar en un restaurante vegano después de una sesión de yoga balinés. En Madrid puedes encontrar todo el o cio y el entretenimiento que desees, porque es una ciudad tan grande y abierta que tiene lugares para todos los gustos. O casi, porque algunas alternativas ya se han perdido, básicamente por no contar con tanta demanda.
Hace tiempo, en los años 70 y 80, Madrid era una ciudad que lucía orgullosa sus cines para adultos. Las míticas salas X de la ciudad albergaron en su momento estrenos muy importantes, como el de la versión doblada de la mítica Garganta Profunda. Estas mismas salas sirvieron también como indisimulado picadero para muchas parejas, incluso en momentos en los que ir de la mano con cierta persona por la calle podía ser motivo de escarnio público. Las salas de cine porno constituían una parte más de la cultura de la ciudad, aunque poco a poco, su peso fue decayendo hasta desaparecer. Si el cine comercial ya lo tiene difícil, el porno ha quedado relegado, para alivio de muchos, al terreno personal. Con el acceso a Internet de alta velocidad del que todos disfrutamos en casa, ¿qué necesidad hay de pagar una entrada por ver una película en pantalla grande, rodeado en el mejor de los casos de gente con cierta obsesión por el sexo? Los cines porno han ido desapareciendo poco a poco de las grandes ciudades, y en muchos casos, han dado paso a otras alternativas culturales. Así ha ocurrido en Madrid con los Cines Alba, que ahora son la Sala Equis.
Un lugar muy especial en Madrid
La Sala Equis conserva, tal vez en un cariñoso homenaje, una parte del legado de lo que fue el cine porno Alba en la ciudad de Madrid. Se encuentra en el barrio de Lavapiés, uno de los más castizos de la ciudad. En este local, conservado por su gran fachada, se ha instaurado una nueva alternativa de ocio en la ciudad, con diferentes ambientes. Encontramos una pequeña terraza al aire libre, también un bar con una oferta gastronómica más que interesante y, por supuesto, una sala de cine con capacidad para 55 espectadores. Se desarrollan ciclos de cine independiente, así como tertulias y todo tipo de actos culturales, dándole nueva vida a este espacio. Se mantiene así también la esencia de este local, que ya desde 1941 contuvo una sala de cine en su interior.
Hogar del último cine X de la ciudad
Como en cualquier otra gran ciudad, en Madrid también hubo una época masiva de cines X. Este tipo de salas eran las únicas capaces de albergar películas con dicha clasificación, que solían reducirse al cine para adultos y pornográfico. La apertura del Cine Alba dentro de este espacio, que ya acogía anteriormente salas comerciales, se dio al principio de la Transición, es decir, a finales de la década de los 70. El cine Alba se ganó la calificación de sala S, ya que al principio solo ofrecía películas con esa etiqueta, donde había desnudos, pero no escenas explícitas. Sería ya en los años 80 cuando pasaría a proyectar directamente cine pornográfico y explícito, convirtiéndose en uno de los pocos lugares de Madrid donde podíamos ver este tipo de contenido en la gran pantalla.
Los años pasaron, Internet lo cambió todo, pero la sala porno del Cine Alba se mantuvo hasta el año 2015, casi como una especie de bastión de otro tiempo. Fue el último cine X en resistir en Madrid, mientras todas las demás salas estaban cerrando. Solo hay que imaginar cuanto costaría alquilar este espacio, en una zona bastante pujante de la ciudad, para un negocio que apenas tenía demanda. Era cuestión de tiempo que el cine X echara el cierre, y así lo hizo en 2015. Desde entonces muchos negocios han intentado abrir en el edificio, pero ha sido finalmente la Sala Equis la que se ha llevado el gato al agua, por la combinación de cultura y gastronomía. Al no haberse olvidado de la esencia de estos cines, la sala Equis todavía mantiene ese nombre en homenaje a los antiguos locales, y suele publicitar ciclos de cine erótico en muchas ocasiones.
Un cambio radical
Eso sí, lo que podemos encontrar ahora en este espacio poco tiene que ver con lo que había hace apenas una década. Evidentemente, un negocio ruinoso como era una sala X no daba para mucho glamour. En su momento, sin embargo, sirvió como lugar de eclosión de cierto tipo de pensamiento, que por clandestino, no podía darse en otros sitios. Es así como la nueva Sala Equis toma ese espíritu y convierte el edificio, ya histórico, en una especie de plaza pública donde lo importante es el intercambio social y cultural. Al ser un espacio tan amplio, con cuatro locales diferentes, la Sala Equis apuesta por un entorno distinto en el que poder tomar una copa mientras se charla o se asiste a un evento cultural que seguramente no tendría cabida en otros locales de la ciudad.
El cambio ha sido brutal en forma, pero no tanto en el fondo. Se sigue apostando por hacer algo diferente, por salirse de lo convencional y de lo habitual, de lo comercial. Aunque a estas alturas, ¿puede haber algo más comercial que el cine porno? Al recluirse en nuestra intimidad y alejarse, al menos formalmente, de la vida pública, el porno ha perdido esa visibilidad social. La industria, sin embargo, pasa por un momento envidiable como negocio. Se gana más dinero que nunca con el porno, así que puede ser el momento de apostar por otras alternativas culturales, como hacen en la Sala Equis. Estrenos nacionales de cine independientes, charlas sobre todo tipo de temas, presentaciones de libros, encuentros sobre cultura underground, filosofía…
Gastronomía y cultura en un mismo local
Concentrar en un local tan amplio y espectacular una sola actividad puede ser, a día de hoy, un suicidio para cualquier negocio. En Madrid, donde se acostumbra a salir para no volver a casa hasta muchas horas después, el lugar para quedar se elige por distintas variables. Entre ellas, la ubicación, la conexión con trasporte público y la variedad de opciones que el sitio en cuestión ofrezca. En este sentido, la Sala Equis presume de un enclave envidiable, cerca del metro de Tirso de Molina. Rodeada de teatros, librerías y lugares de gran raigambre cultural, este espacio ofrece la posibilidad de ver películas, asistir a charlas y eventos y tomar algo en un ambiente tranquilo y muy especial. Poco más se puede pedir a un local en el que tantas personas han disfrutado de tantos placeres… aunque de una forma un poco diferente.