Madrid, la capital de España, cuenta con numerosos edificios monumentales que son auténticas obras de arte en sí mismos. Algunos de ellos, como el Museo del Prado, contienen algunas de las colecciones artísticas más increíbles de todo el mundo. Otros, como la Catedral de la Almudena, son un ejemplo de la imponente arquitectura de los templos españoles. Madrid es una ciudad con una larga historia en edificios monumentales, y puede presumir de tener un casco histórico envidiable. En la Plaza de Oriente, en la parte más occidental de ese casco antiguo, se encuentran dos grandísimos edificios que son toda una referencia en la capital. El Teatro Real, por un lado, que actualmente es uno de los templos de la música clásica y la ópera en todo el mundo. Y justo enfrente, dándole nombre, el Palacio Real, también conocido como Palacio de Oriente, uno de los edificios más emblemáticos de la capital.
Con más de dos siglos de Historia, este Palacio ha visto pasar revoluciones, guerras y todo tipo de tragedias, pero se ha mantenido firme. Ubicado en una de las zonas más nobles de la capital, sigue siendo oficialmente la residencia de los Reyes de España. Sin embargo, desde hace tiempo, la familia real decidió mudarse al Palacio de la Zarzuela, dejando este edificio inhabitado. De hecho, el último rey que vivió en él fue Alfonso XIII, si bien Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, también estuvo habitándolo durante un tiempo. Fue, de hecho, cuando el nombre del Palacio cambió a Palacio Nacional, para no estar vinculado a la monarquía. Azaña se convirtió en el último Jefe de Estado en vivir en el Palacio, que posteriormente sería utilizado para actos oficiales por parte del gobierno y sobre todo, de familia real. El Palacio se encuentra abierto al público, al menos en parte, y es uno de los lugares que no podemos perdernos en nuestra visita a la capital española.
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